La mayoría de las personas no sabe que las ovejas criadas para usar su lana son castradas y mutiladas sin anestesia ni analgésicos, todo para evitar embarazos y algunos tipos de parásitos de la piel.
Gran parte de la lana que se usa en alfombras y ropa viene de ovejas criadas en Australi, Nueva Zelanda y el sur de Argentina, donde los granjeros las trasquilan sin ningún cuidado, rebanando en ocasiones pedazos de carne.
Las ovejas criadas en Australia y Argentina son principalmente merinos, criados específicamente por su piel rugosa y gran cantidad de lana. Este exceso de lana causa a las ovejas muerte por deshidratación debido a que no están acostumbradas a climas calurosos. Entre los pliegues de su lanuda piel se depositan parásitos e insectos que ponen huevos y pueden devorar viva a la oveja.
Para prevenir este ataque de pulgas e insectos, los granjeros practican una cruel operación llamada "muesling", que consiste en colocar a las ovejas boca arriba y atar sus patas entre barras de metal para - sin anestesia ni analgésicos - cortar trozos de carne del tamaño de un plato alrededor de su cola. De esta menera las pulgas no se alojarán en la oveja, porque no les gusta la carne viva. Sin embargo, las heridas a veces se infectan y las pulgas atacan de cualquier manera.
Semanas después de haber nacido a las ovejas se les perforan las orejas, se les corta la cola y a los machos se los castra sin anestesia, haciendo una insición y extrayendo los testículos, o con una liga que les corta la circulación, siendo este el método más doloroso.
Cuando declina la producción de lana y las ovejas no son útiles para la industria, son vendidas al matadero.
Las ovejas son trasquiladas cada primavera, justo antes de que se deshagan naturalmente de sus abrigos de lana. Para evitar que se pierda la lana, los granjeros han de trasquilar antes de que haga calor. Como consecuencia de esto, muchas ovejas mueren de frío.
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